«La Jefa» sin votos… ni gloria.

“Cuando fui Secretaria de Educación Pública…”, “cuando fui Secretaria de Desarrollo Social…”, así presume sus “acciones” Josefina Vázquez Mota en sus spots de la campaña presidencial, así saca a relucir lo mejorcito que hizo durante su paso por ambas Secretarías, aunque decir “hizo” es todo una exageración. Valdría la pena recordarle que los logros en equipo, son eso, logros en equipo y que marcarlos como logros propios habla muy mal de ella, ¿o los hizo ella sola?, ¿eso no se lo enseñarían en la Ibero?.

 Imagine usted que tiene tales cargos en el gobierno federal y lo mejor que hizo frente a uno de los sindicatos más poderosos de nuestro país fue implantar un examen para que las plazas de maestros no se vendan o se hereden, pero no habla de la corrupción que rodea dicho examen. También presume haber beneficiado a “millones” de mexicanos cambiando los pisos de tierra de sus viviendas con “pisos firmes”, pero tampoco habló de lo selectivo que fue el proceso para los cambios de piso. 

Recuerdo que había analistas que se alarmaban cuando fue nombrada Secretaria de Educación Pública, que venía un “encontronazo” de trenes cuando le tocara dialogar con la maestra Elba Esther Gordillo, sin embargo nada pasó. Ni encontronazo, ni cambios, ni nada. Una administración gris para la educación y de la que se dice hubo arreglos con Elba Esther en lo oscurito. 

Cuando Josefina fue diputada federal, sobran los trapitos que Ernesto Cordero le sacó al sol, pero de todo, lo más importante, es que tuvo la oportunidad de mejorar nuestro país, fue parte de uno de los tres poderes de la República y lo mejor que hizo fue adherirse a iniciativas legislativas de otros panistas pero nunca presentó una iniciativa propia. ¿Qué pasó ahí, Josefina?, ¿no puede beneficiar a los mexicanos si necesita consenso?.

Me queda claro que el que quiera ser Presidente de este país, necesita eso: querer. Pero no lo es todo ni es suficiente, también hay que tener méritos que hagan que los mexicanos vayan a las urnas y voten por esa persona, algo que Josefina jamás ha logrado. Hasta este día, ningún mexicano ha votado por Vázquez Mota para un cargo público de elección popular. 

A Josefina la han tratado con “pinzas”, muy amables aquellos caballeros panistas y empresarios que le abrieron paso, que la pusieron en sobresalientes puestos políticos, desde la época de Vicente Fox hasta ahora, que lo único que nos dice es que es buena política, que sabe por dónde irse, y en contra parte también muestra que no es una estadista, algo que México pide a gritos. 

Josefina habla seria en sus spots, solemne, pero hueca, con propuestas que suenan bien al oído cautivo, les susurra lo que quieren escuchar y que poco aportan para la construcción de un mejor país. Aún así, ella quiere ser la primer mujer Presidente de México. 

¡Ay, Josefina! Quemaste tu última carta muy rápido, entraste antes de tiempo a una carrera en la que vas mal y lento. Te dejaste influenciar por esas voces que te decían que era tiempo de que una mujer ocupara “la grande”, y sí, tal vez sea ese tiempo, pero todavía no es el tuyo. Una lástima, la verdad.